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Mostrando entradas de junio, 2015

No pintemos rostros, pintemos realidades buenas

"Veo muchos rostros pintados de colores y al mismo tiempo veo muchas mentes grises" No formo parte del grupo de "haters" por la acción de muchas personas al pintar con el arcoiris las fotografías de perfil del Facebook en apoyo al matrimonio homosexual. Tampoco formo parte del grupo que apoya porque "todos lo hacen". Me siento parte del grupo que considera que el mundo tiene más por solventar, que si bien todos tenemos derecho a casarnos con quienes amamos -pues el amor es libre-, también hay muchos que tienen derecho a infinidades de cosas, como el acceso al pan de cada día o al vaso de agua que es de gran importancia para la vida del ser humano. Cuando se habla de ver más allá de los derechos de una comunidad como lo es la comunidad de  Lesbianas, Gays, Bisexuales y Trans  (LGBT) también se habla de concienciar sobre aquella comunidad en el mundo entero que hoy sigue en situación de hambre y pobreza extrema. Según la FAO, 57 paíse

La Verdad de Vargas

@BarSalvatierra  En un país, como lo es Venezuela, muchos de los estados se han pronunciado ante los problemas que aquejan al mismo. Pero, cuando miramos pa' abajo y vemos a Vargas, las ideas de lo que allí sucede, quedan en una delgada línea entre lo real e irreal. En estos días hablar sobre lo que hacen o no los medios de comunicación, se ha hecho casi tan rutinario como las colas en cada esquina para adquirir alimentos. "No es lo mismo poner en tela de juicio la libertad de prensa que la libertad de expresión en un estado que se halla en absoluto silencio - del apático, debo decir- " La Verdad de Vargas en una conversación cualquiera

El centro caraqueño

Bárbara Salvatierra @BarSalvatierra M uchos venezolanos de Caracas y sus adyacentes al escuchar "el centro" ya se hacen una idea de lo que se intenta hablar.  Las reacciones son múltiples. Hay quienes abren los ojos como un plato enorme, la típica expresión de que aquel lugar, no es el mejor para estar. Otros, suelen soltar una salta de improperios, sobre el tráfico, la suciedad en algunas esquinas, la gente que te empuja y encima te roba. En fin, la mala experiencia de su día a día.  Pero, habremos otros-sí, me incluyo- que sentimos nostalgia y de la buena, pues a pesar de que sus suelos no son los más limpios con la basura que se acumula, de que la gente roba - como en cada esquina del país- y su tráfico acaba con la paciencia hasta del más sabio y tranquilo hombre, la esencia de ese lugar, regala historia y en ocasiones, paz.