Migue Arocha
@Arocha2arocha
Caracas, la capital venezolana
siempre ha sido el centro de encuentro de todos los venezolanos para tener un
día poco común. Si, distinta a pesar de lo agitada que podría ser la vida
diaria, pero sin duda, el escape que podría significar una experiencia inolvidable,
tanto buena, como no tanto. Una ciudad tan llena de vida y alegría por el día y
tan cosmopólitan por las noches. Donde los jóvenes se vuelven animales salvajes
en busca de "carne fresca" y lugares oscuros donde poder esconderse.
Pero digamos que jamás se debe sobre valorar la tan hermosa ciudad capital. Hay mucho más allá del dicho "Caracas es Caracas, lo demás es monte y culebra". Pues a solo veinte minutos en tren viajando al sur, podemos encontrar gran variedad de curiosidades, tanto buenas como malas, claro está. La "Caracas chiquita", no tan cosmopólitan, pero si más cultural y con muchas historias qué contar.
Se le da este nombre a un pueblo casi convertido en ciudad, donde la mayoría de la población es joven, pero muy prometedora. Una "no tan pequeña" villa aún en crecimiento, pero que sin duda podría sorprendernos en un futuro no muy lejano. Donde cada mirada tiene una historia diferente, sobre cada fiesta patronal, cada atardecer caminando por los bulevares empedrados, al visitar uno de tantos lugares acogedores donde disfrutar de buena comida mediterránea, de una noche en la iluminada Plaza Bolívar saboreando un helado, o quizá de un fin de semana en la montaña, donde se disfruta al conocer sobre historia en la Venezuela de antaño, de esa que no volverá.
Pero digamos que jamás se debe sobre valorar la tan hermosa ciudad capital. Hay mucho más allá del dicho "Caracas es Caracas, lo demás es monte y culebra". Pues a solo veinte minutos en tren viajando al sur, podemos encontrar gran variedad de curiosidades, tanto buenas como malas, claro está. La "Caracas chiquita", no tan cosmopólitan, pero si más cultural y con muchas historias qué contar.
Se le da este nombre a un pueblo casi convertido en ciudad, donde la mayoría de la población es joven, pero muy prometedora. Una "no tan pequeña" villa aún en crecimiento, pero que sin duda podría sorprendernos en un futuro no muy lejano. Donde cada mirada tiene una historia diferente, sobre cada fiesta patronal, cada atardecer caminando por los bulevares empedrados, al visitar uno de tantos lugares acogedores donde disfrutar de buena comida mediterránea, de una noche en la iluminada Plaza Bolívar saboreando un helado, o quizá de un fin de semana en la montaña, donde se disfruta al conocer sobre historia en la Venezuela de antaño, de esa que no volverá.
Conocer imponentes lugares tan poco
comentados, pero con tanto potencial por explotar, es tan importante como pasar
una tarde en el "Sambil". Después de todo el secreto de tener
historias para nuestros nietos es arriesgarse y conocer, conocer cada pedacito
de nuestro bello país y dejar por un lado las cosas negativas. El Tuy, un terreno tan grande
perteneciente al estado Miranda, compuesto de varios pueblos y pequeñas
ciudades, una más resaltante que la anterior, pero con lugares tan bonitos como
Charallave y en donde después de conocer un poco, de seguro tendrás una historia
diferente que contar al final del día.